Los jóvenes profesionales son duros de atraer y de retener.

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Una encuesta muestra que el compromiso de las nuevas generaciones es distinto al de sus padres.

El balance entre vida personal y laboral, la salud personal, el buen ambiente de trabajo y horarios razonables son algunos de los aspectos que más tienen en cuenta hoy día los jóvenes profesionales a la hora de pensar en tomar un trabajo.

El dinero importa, claro, pero más sus convicciones, que definitivamente son muy distintas a las de las generaciones anteriores.

Por ello retener este nuevo talento se ha convertido en un reto para las empresas y los departamentos de recursos humanos, pues son personas muy bien preparadas, pero que no están dispuestas a sacrificarse por la compañía, como lo hicieron sus papás, tíos y abuelos.

Estas posiciones las ratifica una encuesta global adelantada por la consultora GfK entre 30.556 adultos que trabajan en 29 países (incluida Colombia), quienes fueron entrevistados entre febrero y abril de este año.

Según los resultados, el mercado laboral se está polarizando entre los “desilusionados” jóvenes entre los 18 y 29 años y las generaciones anteriores. Entre los primeros, sólo el 21 por ciento está muy comprometido con su empresa o empleador, mientras que en el grupo extremo, las personas de 60 años, este porcentaje es de 31.

“Esta brecha de diez puntos entre los jóvenes y los mayores que pueden estar en puestos directivos dentro de una empresa plantea problemas reales para estas en cuanto a la posibilidad de crear divisiones generacionales dentro de la fuerza laboral, así como para atraer, retener y motivar a estos jóvenes calificados”, dice el documento.

Parte de esta falta de compromiso con la compañía, como lo llama la encuesta, se debe en parte a que ellos están muy seguros de que con sus capacidades y conocimientos pueden encontrar el trabajo que quieran.

De hecho el sondeo indica que el 61 por ciento de los trabajadores jóvenes cree que hay oportunidades de empleo para ellos, e incluso que esas opciones se encuentran en una empresa distinta a la que actualmente laboran e incluso en otro país.

Seis de cada 10 trabajadores jóvenes (58 por ciento) están buscando activamente cambiar de trabajo o esperan conseguirlo en los próximos seis meses.

“En realidad ellos tienen menos apego que otras generaciones y no temen quedarse sin trabajo. Mientas que para nosotros, los mayores de 35 años, el mercado laboral es sólo Colombia, para ellos es el mundo entero”, comenta Gabriel Regalado, gerente de capital humano para Centroamérica de la consultora Mercer.

De hecho, la encuesta muestra que el 41 por ciento está dispuesto a emigrar para encontrar un nuevo empleo.

Esto impacta no sólo a las empresas por la alta rotación de personal y las complicaciones que trae capacitar e invertir en una persona para que luego se lleve el conocimiento, sino también a los países porque pierden nacionales productivos, creativos, innovadores y que constituyen el impulso de la economía.

“Debemos entender que las actitudes hacia el trabajo y las realidades del empleo han cambiado para cada generación, ya no hay la expectativa de tener un trabajo para toda la vida.

Muchos jóvenes están en la búsqueda de lo que perciben como una carrera significativa, algo en lo que crean que tienen derecho y van a trabajar para conseguirlo en el corto plazo, mientras logran cumplir sus ambiciones en otros lugares”, explica Sukhi Ghataore, director general de GfK, con sede en el Reino Unido.

LOS JÓVENES SIENTEN QUE HAY PRESIONES EN SU TRABAJO

En muchos países en los que se adelantó la encuesta de GfK, las presiones en el trabajo están teniendo efectos perjudiciales en el bienestar laboral de las generaciones más jóvenes.

La recesión en Europa y Estados Unidos ha hecho que muchas empresas se ajusten el cinturón y los más jóvenes sienten que ha sido una forma de justificar que les pongan más trabajo.

Así lo cree uno de cada cuatro trabajadores menores de 30 años (el 39 por ciento), en comparación con uno de cada cuatro trabajadores de mayor edad (24 por ciento).

Un tercio (34 por ciento) también está preocupado por no tener los recursos necesarios para hacer su trabajo con eficacia, en comparación con el 22 por ciento de los trabajadores de 60 años.

Esto, a su vez, está teniendo un impacto real en el bienestar de los trabajadores más jóvenes.

El 40 por ciento manifiesta estar frecuentemente estresado en el trabajo, lo cual es un porcentaje más alto que el observado en cualquier otra edad. Además, casi un tercio (31 por ciento) se siente bajo presión para trabajar largas horas.

Como resultado de esto, el 39 por ciento de los trabajadores jóvenes no está contento con su balance de trabajo–vida privada, de nuevo el porcentaje más alto entre todas las edades, mientras que un 32 por ciento considera que la presión del trabajo y el estrés con frecuencia afecta su salud (cinco puntos más que los de 50 años).

NECESITAN NUEVOS RETOS Y TAREAS

Las empresas deben hacer adecuaciones para retener al talento joven que llega a trabajar en ellas.

Los jóvenes entre los 18 y los 29 años parece que vinieran al mundo con un ADN distinto: son muy hábiles con la tecnología, son contestatarios, comprometidos con el medio ambiente y causas sociales, las jerarquías no los frenan, buscan sus sueños y no le temen a lo nuevo.

Esto ha hecho que tengan ‘encontrones’ con otras generaciones que dirigen las compañías.

Por lo que unos y otros deben tomar medidas para adaptarse, pues es un talento vital para las empresas.

“Ellos valoran unos temas distintos a los de otras generaciones”, dice Gabriel Regalado, gerente de capital humano para Centroamérica de Mercer.

“Estos jóvenes están mucho más expuestos a una gran cantidad de información gracias a la tecnología, lo que les permite tener mayor conocimiento de nuevas oportunidades y opciones laborales. Constantemente están haciendo cambios mucho más rápido que otras generaciones”, agrega Santiago Solís, socio director de Heidrick & Struggles en Colombia.

Por eso las empresas deben adaptarse.

Primero, deben tratar de ser flexibles, y un aspecto importante es el tiempo y los horarios. “Empresas a la vanguardia permiten, por ejemplo, que un día en la quincena se puedan ir más temprano. O que la entrada pueda ser entre las 7 y las 9 de la mañana y la salida sea entre las 4 y la 6 de la tarde. Así el que llega temprano se va temprano”, comenta Regalado.

Otra adaptación puede ser que los beneficios sean flexibles. “Hay una parte del salario que es fija y otra en beneficios.

El portafolio de estos para los más jóvenes es distinto a los de otras generaciones”, dice Regalado.

A ellos les interesa, más que un seguro de vida o medicina prepagada, la opción de un gimnasio o tiquetes de alimentación.

Una tercera opción el home office o trabajar desde la casa, algo que permite la tecnología. Así ellos organizan su tiempo y pueden tener otras actividades.

El tema de responsabilidad social también es fundamental para ellos. Empresas que piensan en la comunidad y en ellos para cuidarlos les resultan atractivas.

Por eso programas de reciclaje, de ambientes laborales sanos y de hábitos saludables dentro de la compañía son claves.

Pero lo fundamental para retener el talento joven es generarles retos. “Se aburren bastante rápido con la rutina y no están dispuestos a que pasen años haciendo lo mismo”, dice Regalado.

Por eso necesitan estar recibiendo nuevas asignaciones, vincularse a nuevos proyectos y moverse dentro de la organización.

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Fuente: Portafolio

Imagen: Infosalarial

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