El secreto de los padres exitosos.

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Tras la cena en la casa de Todd y Jodie Schiermeier en O’Fallon, estado de Illinois, EE.UU., es hora de «taclear a papá». Entonces, Schiermeier padre se tira al suelo con sus tres hijos, Rylee, de 7 años, Kinsey, de 4, y Jace, de 20 meses, para una sesión de «cabalgatas, y peleas con almohadas, y tacleos y pulseadas», dice.

Es un contraste marcado con el tiempo que los niños pasan con Jodie Schiermeier, quien dice que principalmente los abraza o tiene «una pequeña pelea de cosquillas».

Los juegos enérgicos ya están beneficiando a su hija mayor, quien es «un poco tímida», dice Jodie Schiermeier. «Se ha endurecido un poco» jugando con su padre. «Le está enseñando cómo encarar los golpes de la vida, y salir al ruedo y pelearla». Los tres niños están aprendiendo a alternarse y trabajar como equipo.Para Todd Schiermeier, eso es intencional: «Los obligo a salir de las situaciones que les resultan cómodas», sostiene.

Cuando unos 70,1 millones de padres celebran el Día del Padre en EE.UU., investigaciones recientes muestran que su singular estilo de educar a los hijos merece un reconocimiento particular: la manera en que los papás tienden a interactuar tiene beneficios de largo plazo para los niños, independientes de los vinculados a tener una buena madre.

Más allá de los juegos enérgicos, los hombres suelen desafiar a los niños llorosos o quejosos a que usen palabras para expresarse. Es más probable que los hombres sorprendan a sus hijos, haciendo caras o acercándose a ellos subrepticiamente para jugar.

Los beneficios de un padre presente son conocidos: mejores aptitudes cognitivas, menos problemas de conducta entre niños de edad escolar, menos delincuencia entre los muchachos adolescentes y menos problemas psicológicos en mujeres jóvenes, según un análisis de 16 estudios de largo plazo de padres activamente involucrados en la crianza de sus hijos, publicado en 2008 en la revista académica Acta Paediatrica.

Parte de la conducta de los padres puede derivar de su papel como sostén económico de la familia. Aunque las madres desempeñan un papel significativo en la fuerza laboral, los hombres son los principales sostenes en más de tres cuartos de los hogares de parejas casadas.

Y 48% de los padres que trabajan pasa menos de seis horas al día con sus hijos, comparado con 31% de las madres trabajadoras, según una encuesta reciente entre 459 adultos que trabajan realizada por Workplace Options, un proveedor de asistencia al empleado y de programas de trabajo y vida con sede en Raleigh, Carolina del Norte.

Como resultado, muchos padres pueden estar menos familiarizados con las señales no verbales de sus hijos. Tales padres tienden a desafiar a sus hijos a que se expresen más con palabras, fomentando las mejores aptitudes cognitivas que los investigadores han encontrado en niños de 2 años con padres involucrados en su crianza.

Los patrones de crianza pueden estar arraigados en diferencias neurológicas. Las investigaciones muestran que, bajo estrés, los cerebros de los hombres están configurados para responder físicamente a los retos, entrando en acción. Las mujeres tienden a replegarse o a callarse.

Como los padres han tenido que aprender a manejar sus propios impulsos a golpear o reaccionar físicamente ante la frustración, pueden estar mejor preparados que las madres para ayudar a los niños a controlar sus propios impulsos a comportarse mal, dice Kyle Pruett, coautor de «Partnership Parenting» y profesor clínico de psiquiatría infantil de la Facultad de Medicina de Yale.

De hecho, los padres no suelen enojarse tanto como las madres por los berrinches o la mala conducta de los niños, según una encuesta entre 1.615 padres realizada por Zero to Three, una organización sin fines de lucro de investigación y políticas sobre el desarrollo de los niños, que se llevó a cabo en 2009. El número de padres que dice que las rabietas de sus hijos son uno de sus mayores desafíos es la mitad que el de madres.

El impacto de los padres en la conducta de los hijos puede comenzar en la infancia, sugiere un análisis de 2009 en Behavioral and Brain Sciences. Las madres tienden a mantener calmos a sus hijos, balbuceando con ellos y tocándolos de manera cariñosa, según análisis de video de madres y padres interactuando con sus hijos de 5 meses. En contraste, los padres tienden a excitar y hacer reír más a los bebés, con frecuencia jugando juegos físicos con ellos que los sorprenden o entusiasman.

Las diferencias persisten conforme los niños crecen. Las investigaciones muestran que las madres de hijos mayores tienden a hablar más con sus hijos acerca de sus frustraciones, en tanto los padres pueden tratar de distraer a un niño y alentarlo a seguir adelante.

Otra razón por la cual los papás involucrados en la crianza ayudan a sus hijos es, por supuesto, que las familias funcionan mejor cuando dos padres trabajan como un equipo para darles a sus hijos lo que necesitan, apoyándose mutuamente.

Fuente e imagen: The wall street Journal Americas by Sue Shellenbarger

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