De mensajero a un exitoso empresario.

La historia de Irso Tovar Calderón, fundador de Enzipan Laboratorios S.A, comienza en un pequeño pueblo del sur de Nariño llamado Sapuyes. En un hogar humilde pero cargado de esperanzas. En ese ambiente creció, hasta que, cumplió los 17 años, empuñando su diploma de bachiller como la única arma que abriría las puertas de su futuro, con ese único título y un enorme deseo de triunfar inicio su sueño de tener algún día su propia empresa.

Salió del pueblo un lunes lluvioso y frío a la 1 a.m., en el único vehículo que conectaba semanalmente con la capital del departamento de Nariño. Su único capital eran $300. En su mente sólo rondaba la idea que había que buscar el centro urbano más grande que tuviera el país.

Llegando a la ciudad de Bogotá, tras un agotador viaje de 30 horas. Descendió del bus, contando con una situación indeseable, le robaron la mayoria de cosas, quedando solo con la ropa que tenía puesta; la situación no podía ser más difícil.
Con la mirada puesta en Dios y en sueño, después de mucho esfuerzo logro encontrar un pequeño colegio privado, donde con un sueldo de $200 mensuales logro subsistir por un tiempo.
Su primera quincena de $100 la recibio en un cheque del Banco de Bogotá, oficina La Estrada, y mientras el cajero le pagaba la tan anhelada suma, él le pregunto que cómo hacía una persona para ingresar a trabajar al banco. El cajero le comento que justo en ese día había selección de personal, durante la mañana, y que esto sólo se realizaba cada mes. Miércoles 15 de octubre de 1968: el día que cambiaría su vida para siempre.
Sin la más mínima pérdida de tiempo y pasando todas las pruebas de rigor, el jefe de personal decidió que iniciaría labores al día siguiente como mensajero. No la tuvo fácil. El desconocimiento de la ciudad y el no haber tenido un entrenamiento previo en la actividad que le tocaba desempeña se encargaron de martirizarlo todos los días, pero había que sobreponerse a todas las dificultades y poco a poco la mirada en Dios le dio el valor para soportar esa dura prueba. Al cabo de unos pocos meses, y ya una vez estabilizado y con un rendimiento favorable en su trabajo, fue trasladado a la oficina principal. Ahora sí podía decir que trabajaba en el edificio más alto de Colombia, lo cual para sus padres y para su pueblo era motivo de orgullo.
Pero esto no colmaba sus ganas de triunfar, no se quedaron ahí, buscando afanosamente una carrera nocturna que le permitiera prepararse y progresar en el banco. Años después se convierte en economista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, pero antes tuvo que superar muchos peldaños difíciles. La carrera bancaria no era nada fácil y menos acompañada de un estudio nocturno; sólo Dios, su dedicación y la tenacidad que le puso a su desempeño lo hicieron posible.
Ocho años después de haber ingresado como mensajero era gerente de la oficina del banco, y ocho años más tarde era subgerente de crédito de un importante número de oficinas (32 en total), que en ese entonces se llamó la Zona Bogotá Norte. Algunos de sus jefes todavía laboran en dicho banco y gracias a ellos, a la autoridad y al buen ejemplo que en su momento le inculcaron, adquirió la formación y la disciplina, necesaria para moldear el espíritu de empresario y emprendedor.
Una vez estabilizado y con una familia organizada, tomo la riesgosa pero firme decisión de retirarse del banco para emprender su propia empresa, algo relacionado con el cereal que en su infancia vio crecer, el trigo. Fue así como nació Enzipan de Colombia Ltda., una empresa dedicada a estudiar las propiedades de las diferentes clases de trigo para generar asesoría técnica a los procesadores del trigo, con el objeto de optimizar su rendimiento de la harina como su principal producto.
Para poder cumplir con esta misión hacía falta más conocimiento científico, por lo tanto tomo la decisión de capacitarme con cursos acelerados en estos temas, en los países que brindaban las mejores opciones: Estados Unidos, Francia, Suecia y Alemania, pero también a nivel interno hacía falta acreditar la idoneidad y competencia en el manejo de los alimentos para consumo humano. Volvió entonces a las aulas universitarias 25 años después de haberlas dejado, porque necesitaba recibir el título de ingeniero industrial de alimentos, carrera que culmino con éxito.
Sin embargo, el camino siguió cargado de espinas. Trece años después de fundada la empresa fuimos víctimas de la delincuencia: en un atraco a mano armada saquearon sus instalaciones, dejándolos con lo que habían empezado, sólo con el ánimo aún vivo de hacer empresa. Por segunda vez había que pedirle a la moneda que decidiera nuestro futuro. Continuar o claudicar. Y del mensaje lacónico que mandamos a nuestros clientes, anunciándoles nuestro retiro, surgió la respuesta a la moneda, pues habíamos sembrado mucho y nuestros clientes nos manifestaron su apoyo, anticipándonos fondos que deberíamos pagar sin intereses y con productos y servicios en la medida en que las circunstancias nos lo permitieran.
Con este apoyo decidimos continuar la empresa con más vigor y tres años después se certificaron en la calidad de sus productos y servicios (ISO 9001), cinco años más tarde lo hicieron en la ISO 22.000 y HACCP para aplicar inocuidad en todos los productos que fabricaban, y otros tres años después cambiaron su razón social a Enzipan Laboratorios S.A. y convirtieron a la empresa en uno de los laboratorios mejor dotados de Latinoamérica en su género. Actualmente generan 30 empleos directos y un número igual de indirectos y buscan arduamente acreditar el laboratorio, de cara a los tratados de libre comercio, para avalar y dar fe de la calidad de los alimentos exportables de nuestro país.
Actualmente han sido ganadores del Premio Innova, en el año 2005, otorgado por el Ministerio de Comercio Industria y Turismo por el ahorro de divisas al país, debido a una moderna planta de mezclas para fabricar productos que anteriormente se tenían que importar. En el año 2010 repitieron el premio, pues mediante el decreto 007 de 2011, fueron designados como la empresa más innovadora del país por haber desarrollado un mejorador de harinas natural que beneficia a todos los procesos de productos horneados y tiene como valor agregado un alto contenido nutricional, para combatir los niveles de desnutrición de las clases menos favorecidas.
Luego desarrollaron un nuevo producto que transformará los hábitos alimenticios y nutricionales de quienes lo consuman: Fidepast (fibra dietaria para pasta) con maravillosos efectos para beneficiar la salud de toda la población debido a su alto contenido de fibra dietaria insoluble y aminoácidos esenciales, reduciendo el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes y de cáncer de colon, enfermedades donde se centra el 50% de los niveles de mortalidad del mundo.
Pero su mayor logro llegó el 4 diciembre del año pasado, cuando fueron galardonados con el premio Pyme Sostenible, patrocinado por la acción conjunta del banco BBVA Colombia y El Espectador, entidades que en un acto de altruismo por Colombia están motivando y generando el mejor ambiente empresarial para hacer que las empresas trasciendan a la segunda y a la tercera generación, pues bien sabemos que el país está necesitado de empresarios emprendedores que lo saquen de la nefasta posición de ser el tercero más pobre del continente.
Este premio transformará y dividirá en dos la historia de su empresa, la cual ya se prepara para emprender su próximo reto: llevar a la población colombiana y a la de nuestros países vecinos productos enriquecidos con aminoácidos, proteínas, fibra dietaria insoluble, vitaminas y minerales, cuyos nutrientes consumidos diariamente y sin ningún sobrecosto proporcionarán la alimentación nutricional suficiente para mantener el metabolismo y las funciones de nuestros órganos vitales en plena actividad, para recibir y transformar en energía humana, el equivalente a 2.000 calorías requeridas para que un adulto permanezca activo en condiciones normales.

* Ganador del premio Pyme BBVA-El Espectador 2012.

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