En su trabajo social esta joven colombiana es el ángel de los tiburones en Sudáfrica

Esta bióloga quiere regresar a Colombia para trabajar en la fundación SieMma.
A sus 12 años, Jessica Escobar tenía un sueño: descubrir una gota mágica que se pudiera echar al agua y descontaminar el mar.
Su amor por los tiburones había empezado a desarrollarse un año antes, cuando su mamá la llevó a un acuario; allí se dio cuenta de que alrededor de la piscina donde estaba el delfín había muchos espectadores curiosos, pero nadie se acercaba a la del tiburón. En ese momento, Jessica decidió convertirse en la defensora de esta especie.

Su afición por el océano comenzó a crecer y a sus 15 años ya había realizado varios cursos de buceo. “Cuando era adolescente quise encontrar algo que me permitiera estar en el mar el resto de mi vida, decidí estudiar biología marina”, cuenta.

A finales de enero de 2013 la Fundación Shark Angels nombró a esta colombiana como ‘El ángel de los tiburones’. “Sentí una gran felicidad cuando me enteré de la noticia. Que una fundación internacional apadrine mi trabajo produce una gran emoción”, dice esta joven protectora de los depredadores más temidos del mar.

Shark Angels es una organización que nació en Estados Unidos (2007), después se extendió a Francia y luego a Sudáfrica, y trabaja para cuidar a los tiburones. Según esta entidad, “la salud de los océanos del mundo depende de las poblaciones de tiburones sanos y cada criatura en la tierra depende de la salud de los océanos para la supervivencia”. Por esta misión trabaja Shark Angels.
Jessica vive en Sudáfrica desde el 2006, llegó a ese lado del mundo con la intención de realizar un PhD en la Universidad de KwaZulu-Natal sobre la estructura genética de la población de los tiburones y su relación con sus estrategias reproductivas.

El proyecto científico de su doctorado consiste en identificar si los tiburones de la zona se mantienen en el área de la costa de ese país o si viajan a aguas vecinas, como las de Mozambique, islas Comoros o Madagascar. Si no se mueven del área sudafricana la idea es alertar al Gobierno para que el manejo de conservación se implemente de forma local, si sucede lo contrario, la estrategia debe ser trabajada entre naciones.

El día, para esta mujer de 34 años, empieza a las 5 am, una hora más tarde ya se encuentra en el puerto lista para abordar su lancha y adentrarse en aguas del océano Índico. Durante la mañana realiza muestreos y observaciones de estos animales marinos. “Saco tejido del músculo del tiburón, pero lo hago con un arpón modificado para que extraiga un centímetro de piel, sin causarle daño”, explica. Las muestras obtenidas durante sus jornadas las lleva luego al laboratorio para analizarlas.

Al mediodía come algo en la lancha, luego toma su tinto en medio de la inmensidad del mar, para después volverse a meter al agua, seguir observando y estudiando el comportamiento de sus animales favoritos.
Jessica trabaja con varias especies como el tiburón gato, toro, tigre o el aletinegro. Estos dos últimos especímenes pueden medir entre tres a seis metros y ella es de un metro cincuenta de estatura. “Cuando entro al agua y estoy con ellos (tiburones) sí da un poquito de miedo, pero la emoción es mayor”, asegura. “Siempre estoy alerta porque sé que estoy con predadores”. Dice que jamás ha tenido un accidente, ni ha pasado un mal momento “uno aprende a leer el comportamiento del animal, suelo sentir cuando están inquietos o molestos, ahí simplemente salgo del agua, soy muy precavida”. Mire cómo es un día en la vida de un ángel de tiburones

En estos días precisamente se encuentra acompañando a un grupo de japoneses en la filmación de un documental sobre la migración de las sardinas y cómo reaccionan los tiburones ante este fenómeno. Los reportajes serán transmitidos por los canales de la nación nipona.

Cuando regresan a tierra firme al atardecer, Jessica llena sus tanques de aire con alta presión, prepara el equipo para la expedición del día siguiente, luego empieza a hacer notas de todo lo que vio en el día en su diario, lee artículos sobre tiburones y avanza en su tesis doctoral. A las 11 de la noche se va a la cama.

Pero Jessica quiere volver a Colombia. Pertenece a una organización que se llama SieMma – ONG que promueve programas de educación ambiental, investigación y conservación de especies – y su meta es regresar y poder trabajar por las especies de las aguas de su país. “En Colombia hay mucho por hacer, aunque se ha avanzado bastante en el último tiempo”. En la más reciente reunión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies (CITES) este año, Colombia tuvo un gran liderazgo para que varias especies de tiburones fueran puestas en las listas de CITES y evitar su compra o venta.

Para cristalizar su objetivo, el nombramiento al que fue acreedora esta paisa por parte de Shark Angels le ha brindado grandes beneficios. Independientemente del reconocimiento, empresas privadas y el club (HOGs) formado por personas que son dueñas entre cosas, de las motos Harley Davidson, se han interesado en su trabajo y decidieron apadrinarlo. Esta compañía ayudará a recaudar fondos para continuar con el proyecto que cuesta alrededor de 168 millones de pesos.

Fuente e imagen: El tiempo – Valeria Sáenz redacción

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